junio 12, 2009

Unas Pocas Palabras

La noche ha caído a tus pies como la más ramera, la más puta. Sí, esa es la palabra: la gran puta. Así, como lo hice yo, con el firme propósito de engañar a mi soledad por un momento... Y me di cuenta de que los engaños se pagan caros. La calle abierta para los dos, una arteria gris e interminable que te llama pero nunca vas a corresponderle. Te encierras dentro de tu casa, dentro de tus voces, dentro de tus ecos, aquellos recovecos en donde te escondes. Estás eligiendo el lugar donde debe doler el dolor, donde debe morir la muerte, donde debe callar el silencio. No pretendas hacernos creer que el azar siempre es quien domina al mundo.
Mi ser insensible incendiado por mi otro yo. Mi voz se hace más fuerte, será que no entiendes? Desafiemos a la gravedad de vez en cuando, e intentemos elevarnos. Me resulta imposible vivir pegado a la tierra como lo hacen los humanos, por eso cada tanto vuelo y revuelvo un poco más el cielo.
Lo nuestro fueron unas pocas palabras bonitas que cada tanto se dicen dos extraños cuando juegan a ser viejos conocidos.

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