Tiempos

Antes te daban la media medalla. Ahora, te ponen free en el celular.
Antes era hasta que la muerte nos separe. Ahora, hasta que te borre del facebook.
Antes era vestite y andate. Ahora cierro sesión.
Antes preguntabas si tenía forros. Ahora preguntás si cargó saldo.
Los tiempos cambian, y en el fondo seguimos uniéndonos y separándonos.
Antes te mandaban cartas de amor. Ahora e-mails.
Antes te guiñaban un ojo. Ahora te mandan un guiño, zumbido o toque.
Antes te preguntaban la hora y ahora te mandan emoticones.
Los tiempos cambian. Me pregunto si eso es siempre es útil.

El Enemigo

Todo el tiempo mirando alrededor, buscando. En las caras, en las calles, en las señales que arbitrariamente arma mi inconsciente sobre la base de cada comportamiento. Alguna queja al pasar, o alguna sonrisa que pueda ser interpretada como una burla. Miradas al vacío que las hago mías: la paranoia es hermana de la vanidad.
Mis hermanos, mis colegas, mis contemporáneos: todos pueden ser posibles candidatos. Abrumado encuentro entre las calles la unión con lo perdido. Me desarmo, por qué? Quiero levantarme, podré? Me recluyo en el más oscuro de mis silencios, hasta que logro rozar la capa más interna de mi existencia. La más áspera, en donde me encuentro y recuerdo quién era yo...
Todo el tiempo mirando alrededor, y el enemigo estaba más cerca de lo que podía imaginar. En cada cara se reflejaba, como si fuesen espejos de la nada. Me reconozco como un yo desorbitado. Me desarmo porque así lo quiero, nadie me desarma. Quiero levantarme y puedo hacerlo, sólo si es esa mi voluntad. Te miro cuando miro adentro mío, nada peor que ser el enemigo.

El Hombre Ideal

Vivimos en una ciudad caliente. Muy caliente. Más allá de la histeria, que abunda, no es difícil conseguir sexo. Pero, cuando llega el momento en que necesitamos algo más, se complica. "Algo más" puede ser un amigo sexual, una relación abierta, o algo más serio.
Los de veintipico nos sentimos jóvenes para encarar una relación seria. Los de treinta y pico ya le tomaron el gustito a la soltería y no quieren largarla. Y los de cuarenta y pico son un caso aparte. Entonces, si todos estamos acostumbrados a nuestra soltería y sus múltiples beneficios, cuándo es el momento de unirse a otra persona?
Para unirse a otro hombre, tenemos que creer que es el indicado. Hay quienes dicen que lo tienen a su lado. Hay quienes dicen que se pasaron la vida buscándolo. Otros dicen que en realidad hay varios en la vida. Yo pienso que el hombre ideal no existe. Con mucha suerte, podemos llegar a una situación ideal, donde un hombre nos da todo lo que necesitamos en la cama, mientras otro más débil de carácter nos saca a pasear y nos consiente a plena luz del día sin pedir nada a cambio. Ah, también están los que llegan a esta misma situación pero a plena luz del día se muestran con una mujer. Cuestión de gustos...
Mientras veo que nadie se ajusta a lo que quiero, pienso: Llegará o será cuestión de resignarse?

Libre como un Pájaro

Amo mi libertad. Será que la tengo desde hace tanto tiempo, casi tanto como el tiempo que estoy en este mundo, que no puedo imaginar mi vida sin ella. Es una necesidad que atraviesa mi existencia. Cuando tenía cinco años, amaba jugar solo en mi jardín mientras los demás chicos de mi edad morían por tener amigos. Hoy amo caminar solo por la calle, mientras todos se desesperan si no tienen alguien caminando a su lado.
No entiendo por qué siempre se asocia a la soledad con algo negativo, si en realidad llegamos solos a este mundo, y solos nos iremos algún día. Es hermoso disfrutar de una buena compañia, pero también lo es el hecho de sentirnos plenos en nuestra soledad. Una vida sin alguien que nos llame doscientas veces para controlar nuestros pasos, sin alguien que nos demande cada vez más, qué puede tener eso de malo?
A veces quisiera encontrar un hombre que comprenda esto y quiera que mi camino solitario y libre se encuentre con su camino solitario y libre.