Definitivamente hay cosas del pasado que no quiero
borrar. Aunque me duelan, prefiero tenerlas siempre bien presentes, para no
volver a caer en los mismos errores. El instinto de supervivencia lleva a
muchas personas a comportarse como animales despiadados que sólo piensan en
esquivar el sufrimiento propio sin importarles nada más. Lastiman a quienes los
rodean, no les importa. Pero no se dan cuenta de que serán unos fracasados
porque jamás podrán dar nada bueno a nadie. Esa es la peor enfermedad que un hombre
puede padecer: la falta de sentimientos.
Y cuando me pregunto: "¿Cómo pude perder mi dignidad en manos de este imbécil?" me doy cuenta de que la razón de mi angustia siempre fue esa, y no la de haber "perdido algo", porque hoy comprendo que en realidad jamás me perdí de nada interesante...