Definitivamente hay cosas del pasado que no quiero
borrar. Aunque me duelan, prefiero tenerlas siempre bien presentes, para no
volver a caer en los mismos errores. El instinto de supervivencia lleva a
muchas personas a comportarse como animales despiadados que sólo piensan en
esquivar el sufrimiento propio sin importarles nada más. Lastiman a quienes los
rodean, no les importa. Pero no se dan cuenta de que serán unos fracasados
porque jamás podrán dar nada bueno a nadie. Esa es la peor enfermedad que un hombre
puede padecer: la falta de sentimientos.
Y cuando me pregunto: "¿Cómo pude perder mi dignidad en manos de este imbécil?" me doy cuenta de que la razón de mi angustia siempre fue esa, y no la de haber "perdido algo", porque hoy comprendo que en realidad jamás me perdí de nada interesante...
1 comentario:
Recuerdo que de chico, e incluso teniendo 18, cometía ese error. Querer sepultar mi pasado sólo para no acordarme más del mismo, cuando en realidad es nuestro pasado el que nos forma como personas para el futuro.
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