mayo 16, 2009

La Nada

Escribi cartas que no me llevaron a ningún lado. Hablé, canté, grité, mi garganta tomó todas las formas habidas y por haber. Llené la Claringrilla del domingo con las letras de tu nombre y no llegamos a nada. Porque tu nombre no sirve para formar ninguna palabra... Es tan así, tan como vos. Como vos y como yo, que le damos significado a la nada y cuando nos abrazamos el mundo tiembla. Tiembla de miedo y tiembla de nervios. Como vos y como yo que somos nada, pero la nada gobierna al mundo con su capa y con su espada, lo sabías? Yo sí lo sé, la nada manda. Y la nada soy yo.Salgo de mi encierro y veo el mundo. No creo en nada. O mejor dicho sí: Creo en que no se puede creer en nada, y eso ya de por sí es una creencia. En qué más puedo creer? En vos? En mí? En las palabras que jamás tienen relación con la realidad... Hoy en día, pongo a las buenas intenciones de la gente en el mismo nivel que pongo a los personajes mitológicos. Todos tenemos un poco de Esopo, y siempre hay un idiota fácil de convencer. A veces somos uno y a veces somos el otro. Ni yo mismo soy la sombra de aquel que algún día quise ser, pero qué le vamos a hacer! No somos nada! Y no nos hace falta estar muertos para usar esa frase. Si el mundo nos volvió asi! Somos dementes incomprendidos, atados a una silla eléctrica y golpeados hasta quedar semi inconscientes. Pero el amor duele más que todo eso, porque es algo en lo que creemos desmedidamente. Hasta que nos da las razones suficientes como para dejar de creer en él. Por eso no amo, por eso no siento. Cuando oigo una promesa asiento con la cabeza y nada más.Somos perros solitarios destrozando la verdad. Te lo dije. Me lo dijiste. Y aunque nunca lo creímos, la vida nos fue enseñando de a poco esos pedazos de verdad que duelen más cuando se unen...

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