abril 01, 2010

La Puerta del Medio

Salgo de casa para ir a visitarla. Asombrosamente, llego unos minutos antes, con lo que odio esperar. Ahora que lo menciono, recuerdo que antes esperaba más, no me molestaba hacerlo, pero ahora decidí llegar sobre la hora y que me esperen a mi.
En fin, luego de ver a una decena de pacientes psiquiátricos en pleno ataque de histeria causado por la falta de stock de medicamentos, decido preguntarle al cuasi inexistente recepcionista si la doctora estaba atendiendo, antes de que esos locos decidan canjearme por unos ribotriles. Minutos más tarde, cuando mi paciencia era una especie en extinción, se abre la famosa puerta "2" y sale de ella una chica bastante excedida de peso que apenas podía pasar por el pasillo (y no exagero). Espero a que la señorita en cuestión termine de deslizarse por el pasillo, mientras mi autoestima subía a pasos agigantados y mis fantasmas pseudo anoréxicos quedaban aplastados por ese centenar de kilogramos. La doctora me saluda diciendo: "es todo un tema que esta chica pase por la puerta", mientras nos disponemos a comenzar con la puesta en escena semanal. Me siento en la silla negra, a veces cruzado de piernas, a veces con las manos sobre las rodillas. O cruzado de brazos, todo depende de la ocasión. Saco una Halls de mora de mi bolso y mientras saco una pastilla comienzo con un "Y yo, bueno..." que es todo un preámbulo semanal para arrancar una charla en donde ratifico que mi locura y la locura del mundo a veces pueden estar conectadas.

No hay comentarios.: