enero 11, 2012

Amor Descartable

Cuando éramos niños nos leían cuentos en donde la princesa se enamoraba del príncipe, el príncipe se enamoraba de la princesa y eran felices para siempre. Las hadas aparecían mágicamente para hacerle un Fashion Emergency a la Cenicienta, los grillos daban respuestas a los grandes enigmas de la vida y un beso podía despertar de un letargo a la más dormilona. Con sólo tener un determinado número de calzado podías conseguir una fortuna inconmensurable y una vida de amor junto a un guapo caballero. Todo era felicidad eterna.

Ok, ahora vayamos a la realidad, eso que conocemos cuando entramos en la pubertad. Acné, trastornos alimenticios y citas fallidas. La carrera por llegar a ser popular y entrar en esa ropa cada vez más pequeña que nos venden. Vivimos en una sociedad que nos acostumbra a que todo sea cada vez más rápido: comprar una hamburguesa, mandar un e-mail y acumular toneladas de música y películas en dispositivos cada vez más pequeños. En una era en la cual se vive cada vez más rápido, por qué el amor y las relaciones deberían ser una excepción?

Enamorarse es algo que sucede cada vez más rápido y más seguido. La pérdida de interés en esa persona, obviamente, es proporcional a la rapidez del "flechazo". Sin embargo, el vacío es cada vez más grande. Compramos celulares que cada vez tienen más aplicaciones para estar conectados con el mundo, pero es imposible lograr una conexión duradera con una sola persona. Somos tantos y estamos tan solos, con sólo un movimiento podríamos encontrar compañia. Tenemos perfiles en todas las redes sociales, nos exponemos públicamente pero nos cuesta tanto abrir nuestro corazón a otra persona... Son las incoherencias de una época en la que aparentemente todo tiene una explicación lógica.

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