julio 10, 2009

Ansiedades

La urgencia de escribir algo sin saber cuántas serán las miradas que lo juzgarán. Me siento tan valiente, tan omnisciente dentro de mi pequeñez, y tal vez esa es la razón que me lleva a perder la calma y a querer decirlo todo. Porque, al fin y al cabo, en el presente está la acción y la realidad. El ayer y el mañana son tan sólo puntos de vista y suposiciones.

Soy capaz de despertar de mis propios sueños sin la necesidad de ninguna alarma, de ningún aviso. Yo sé muy bien hasta dónde puedo llegar y qué tan rápido puedo correr, pero de todos modos me gusta seguir soñando, seguir deseando. Lo quiero todo y lo quiero ahora, y prefiero esta ansiedad antes que cualquier apatía.
Es necesario buscar, siempre. Revolver las heridas no siempre es lo más doloroso, créanme que es peor hacer de cuenta que no existen. Por eso hoy me encuentro salvaje, indómito, como nuevo. Tengo un pasado muy fuerte y muy breve, del cual nunca escapo. Sigo la misma línea de siempre, pero doy pasos más firmes.

No me dejo ganar por los prejuicios. Las palabras son constructivas, y cuando nos separan de algo o de alguien es porque nos unen más a nosotros mismos. No me dejo herir por nadie más. Crecer no es el equivalente a dejar de soñar, jamás. Tampoco es el fin de las preguntas. Me pregunto todo y más. A veces me han dicho que no todo tiene una respuesta. No lo sé. De lo que estoy seguro, es de que todo tiene una pregunta, y brindo por ello. Porque no se nos acaben nunca las ganas de preguntar y de ir más allá de todo.

2 comentarios:

augustine. dijo...

Me gustó mucho eso que escribiste, a mi jamás se me acaban las preguntas. Me vivo preguntando cosas que quizás no contienen respuesta.
estamos compartiendo un blog juntos, soy amiga de señorcito :)jaja saludos.

elamor dijo...

bueno, en ese sentido warhol decía algo así como que no entendia por qué la gente insistía en hacer realidad las fantasías (se referia a las sexuales, pero podemos extenderlo) si la realidad era siempre decepcionante; fantasear es plenamente satisfactorio.
ahí señalás la diferencia entre pasado e historia. si, lo pasado pisado, pero la historia es siempre y unicamente la pregunta (urgente, actual, acuciante, como todas las preguntas) que se le hace al pasado.
el deseo es un impulso. no significa nada. es como la inercia; sólo una linea recta que aspira a seguir infinitamente. pero como nos han enseñado a encauzarlo, doblarlo y dirigirlo, se llena de presencias y palabras que dibujan volutas sumamente barrocas. eso es la fantasía.
her z.